Entre la sumisión y la explosión,

yo elegí habitarme 🌿

Hoy te acompaño a ti mujer

a encontrar tu fuerza amable ✨

Volver a ti es posible... 


¡todo empieza cuando decides habitar tu cuerpo, tu voz y tu verdad! 

Soy Maira, terapeuta psico-corporal, y te ofrezco un espacio donde tu cuerpo recuerda, tu alma despierta y tu fuerza interior florece.

Durante años creí que la libertad era poder hacer lo que quisiera o escapar de lo que no me gustaba.

La verdadera libertad es interna:

es habitar tu verdad, escuchar tu cuerpo, reconocer tu voz y sostener tu fuerza con amor.

Es volver a ti misma, incluso cuando nadie más lo ve.


Vivir entre la sumisión y la explosión era mi realidad cotidiana.

Callaba lo que sentía, me apagaba y, en silencio, la rabia se acumulaba hasta explotar en casa, sobre quienes más amaba.

Viví atrapada entre dos mundos: afuera, la mujer correcta que complacía, callaba y decía “sí” aunque ardiera un “no” en su interior;

en casa, la mujer que explotaba, descargando su rabia sobre quienes más amaba.

Me sentía dividida, cansada, amargada, atrapada entre la culpa y la frustración.


Pero un día comprendí algo que lo cambió todo: mi cuerpo sabía más de mí que mi mente.


Cada tensión, cada nudo, cada dolor guardaba emociones que de niña no pude expresar.


Y entendí que las partes de mí que callaban o explotaban —la sumisa, la rabiosa— no eran enemigas, sino guardianas, creadas para sobrevivir.


Todas merecían ser vistas, escuchadas y abrazadas.

Así empecé mi viaje de regreso a mí:
movimiento somático, respiración, danza sentida, voz y conocimiento del sistema nervioso se convirtieron en mis aliados.


Aprendí a reconocer mis respuestas automáticas, a sentir mis emociones sin ser dominada por ellas, y a responder desde la consciencia y la fuerza amable.


Hoy acompaño a ti mujer que cumples afuera y adentro explotas.
Te acompaño a escuchar tu cuerpo, a reconocer tu fuerza amable, a habitar tu verdad y a despertar la libertad que siempre estuvo dentro de ti.


Porque habitarte no es un acto de un día: es práctica, constancia, presencia.


Es un viaje que transforma la rabia, la sumisión y la culpa en fuerza, claridad y libertad interior.

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